
Ahorro energético: el consumo silencioso que impacta en tu factura
¿Sabías que muchos aparatos siguen consumiendo energía aunque estén apagados? Y que, en instalaciones más grandes, puede haber otro consumo invisible llamado energía reactiva que también encarece el servicio eléctrico.
Comprender cómo y dónde se consume la energía es el primer paso para reducir gastos y hacer un uso más eficiente de los recursos. En esta nota, te explicamos dos tipos de consumo que muchas veces pasan desapercibidos: el consumo en modo stand by y el consumo por energía reactiva.
1. Consumo en stand by: aparatos que consumen aún apagados
El modo “stand by” es ese estado en el que muchos dispositivos permanecen conectados a la red eléctrica aunque no estén en uso activo. Siguen consumiendo energía para funciones como encendido remoto, relojes digitales, luces piloto o prepararse para una activación rápida.
Ejemplos comunes:
● Televisores, decodificadores y consolas de videojuegos
● Microondas con reloj digital
● Cargadores de celular enchufados sin uso
● Computadoras en suspensión
● Equipos de sonido y routers
¿Cuánto consume el stand by?
Se estima que puede representar entre un 8% y un 12% del total de la factura eléctrica residencial. Aunque cada dispositivo por separado consume poco, el conjunto —día tras día, durante todo el año— genera un gasto significativo.
2. Energía reactiva: el consumo invisible en instalaciones más grandes
En el caso de comercios, industrias o edificios con múltiples equipos eléctricos, aparece otro tipo de consumo que no produce trabajo útil pero sí tiene impacto económico y técnico: la energía reactiva.
¿Qué es la energía reactiva?
Es la energía que necesitan ciertos equipos (como motores, transformadores o luminarias con balasto) para crear campos magnéticos necesarios para funcionar. Esta energía circula por la red, pero no se convierte en luz, calor o movimiento. Aun así, ocupa espacio en los cables, genera pérdidas y puede generar recargos en la factura.
¿Cómo afecta a la instalación?
● Penalizaciones económicas:muchas distribuidoras cobran cargos adicionales por exceso de energía reactiva.
● Disminución del factor de potencia:se reduce la eficiencia del sistema, ya que se transporta más energía de la necesaria.
● Sobrecarga de equipos: se exige más a los transformadores, cables y protecciones, lo que puede acortar su vida útil.

¿Qué se puede hacer para ahorrar?
En casa:
● Desenchufar los equipos que no se usan.
● Elegir electrodomésticos eficientes, con bajo consumo en modo espera.
● Apagar completamente computadoras y pantallas al terminar la jornada.
En instalaciones grandes:
● Realizar un estudio del factor de potencia
● Detectar equipos inductivos que generen energía reactiva.
● Aplicar soluciones técnicas para compensar esa energía innecesaria.

Ahorro energético: una responsabilidad compartida
Ahorrar energía no solo implica gastar menos: también es una forma de reducir el impacto ambiental, prolongar la vida útil de los equipos y mejorar la seguridad eléctrica.
Tanto en el hogar como en instalaciones comerciales e industriales, ser conscientes de cómo se consume la energía permite tomar mejores decisiones, planificar inversiones inteligentes y promover una cultura energética más responsable.
